Carnaval, carnaval...

La última vez que nos vimos por aquí os decía que no me gustaba San Valentín. Y ahora vuelvo para contaros que tampoco me gusta el Carnaval! Vais a pensar que soy una especie de Grinch. De verdad que me encantan todas las celebraciones pero es que el Carnaval...

Realmente tengo razones objetivas para que no me guste esta fiesta. La primera es climatológica: viviendo en Galicia y, teniendo en cuenta que el Carnaval suele ser en Febrero, no entiendo que a la gente le guste salir por ahí a pasar frío con disfraces incómodos. La segunda y, tal vez más importante, son los petardos. No los soporto y no entiendo qué interés puede encontrar alguien en andar tirándolos por ahí. Pero no todo en el Carnaval es negativo.

Me encanta toda la comida que se come en estas fechas: los grelos, el lacón, las filloas, las orejas...Acabo de engordar dos kilos sólo de decirlo!

Y los disfraces! Eso me encanta. Mi debilidad son los disfraces para los más pequeñitos

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Creo que mi favorito es el de Up. Es que el niño está tan metido en el papel que hast parece un poco cascarrabias. Me chifla!

También los disfraces en familia me hacen tilín. Cada año pienso: el año que viene organizo algo con tiempo para que nos disfracemos los cuatro. Pero, de momento, sigo esperando inspiración...

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El de la familia Lego nos valdría. Además ahora con la peli recién estrenada vuelven a estar de moda.

Pero con lo que más disfruto es haciendo los disfraces de mis hijos. En su cole, mientras están en Infantil, las profes se encargan de todo. Les hacen los disfraces con bolsas de basura y van todos iguales. En clase de Anxo este año iban de caballeros y damas medievales. Geniales!

El problema lo teníamos con Antón. Aunque le preguntes en diciembre de qué va a querer disfrazarse, da igual. Lo cambiará la última semana. El años pasado los dos quisieron ir de personajes de la peli de Kung Fu Panda. Anxo de tigresa y Antón, de mantis!!! Casi me muero. Cuando le dije que ese disfraz era muy difícil de hacer va y me suelta: mamá, tú siempre dices que no hay nada imposible. Glups!

Así que, con la inestimable ayuda de mi madre, nos curramos unos tremendos disfraces. Y qué pasó? Que no se los quisieron poner. Ni una sola vez!!! Así que este año tenía claro que no iba a invertir mucho esfuerzo. Y la elección de Antón era Dinosaurio.

Y ahí estaba Pinterest sacándome las castañas del fuego una vez más:

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Un chándal de H&M, un poco de fieltro, pegamento y mi amiga la máquina de coser. En cuatro horas listo!

El patrón de las escamas, las garras y la cola lo descargué gratis aquí. El gran descubrimiento en la tienda de telas fue la que utilicé para hacer las garras. Es una tela que suelen tener en Carnaval que lleva como una especie de acolchado. No hace falta rematarla y es más rígida y resistente que el fieltro. Perfecta para lo que yo quería.

Como veis hice un remix de dinosaurio y tiburón añadiendo al diseño original los dientes y los ojos. Aunque con los de los dientes no acerté mucho porque, según mi experto en dinosaurios de cabecera, el estegosaurio es pacífico y herbívoro. Asi que esa dentadura es un poco exagerada para sus necesidades...

Lo importante es que Antón fue encantado al cole con su disfraz y volvió aún más encantado porque su profe lo felicitó porque, según él, estaba impresionante. Pues objetivo conseguido.

Espero que os guste. Gracias por acompañarme En las nubes...