Como muchos de vosotros también habréis hecho, nosotros probamos a hacer el experimento en casa. Antón, de 7 años, nos ha pedido 50 euros mensuales para poder comprarse todo lo que quiera (Glups!). Anxo, de 5 años, por el contrario, nos ha pedido poder conocer a Cristiano Ronaldo (Ja!). Vamos, que toda mi ilusión de que nos pidieran algo relacionado con pasar más tiempo con nosotros al traste. Lo cierto es que no somos una familia al uso. Tenemos trabajos "especiales" que nos permiten pasar mucho tiempo con los niños; en un día normal en nuestra casa, mi marido y yo desayunamos con los niños y yo les llevo al cole y la mayoría de las veces, también podemos recogerlos nosotros. Así que, de pedir algo relacionado con el tiempo con sus padres, supongo que mis hijos pedirían que les dejáramos un poco tranquilos... Pero, como os decía, nosotros no somos el español medio. El español medio tiene jornadas interminables con sueldos que con suerte se acercan a los mil euros (por no hablar de todos esos millones que no tienen trabajo). El español medio estaría encantado de poder pasar todo el tiempo del mundo con sus hijos pero no puede pedirse una reducción de jornada en su trabajo porque, además de no estar muy bien visto en muchas empresas, reducirían también su sueldo y ya no podría pagarse la hipoteca. El español medio querría estar de vacaciones en su trabajo desde el 20 de diciembre hasta el 8 de enero, pero si se pide esos días, quién se queda con los niños en verano? O cuando se ponen enfermos? Así que, señores publicistas de Ikea (que seguro que me leen a montones...), me parece genial lo de pasar tiempo con los niños pero no nos hagan sentir culpables cuando tenemos que salir a trabajar para ganarnos el pan. Porque yo, que soy una española suertuda, cuando me voy a trabajar un domingo 24 horas me siento fatal por no poder pasar ese día con mis hijos, así que ni me imagino qué sentirá uno de sus empleados que tenga que quedarse hasta el cierre uno de esos domingos de diciembre en los que abren los centros comerciales. Pero no creáis que yo no defiendo pasar más tiempo con los niños. Por supuesto que es importante pasar tiempo con ellos! Es nuestra actividad favorita; si les preguntas a mis hijos cómo es su domingo ideal, estoy segura de que te dirán que es pasar la tarde en casa jugando a juegos de mesa con papá y mamá (a lo mejor Anxo añadiría ver un partido de fútbol) pero, desgraciadamente, la vida real no siempre es cómo nos gustaría así que sólo nos queda apostar por la calidad y la cantidad, pues toda la que se pueda. Aunque os pueda parecer un poco el Grinch de la Navidad, nada más lejos de la realidad. Me encantan estas fiestas, reunir a la familia y los amigos, cocinar para todos, preparar la mesa, que se encargue de recogerlo todo mi marido (esto es lo mejor de todo; es genial cocinar y organizar y que otro haga el trabajo sucio), comprar los regalos...y al hilo de los regalos os comento el otro anuncio de Ikea, que éste sí que me gusta mucho, mucho. Si el anterior era La otra carta éste es La otra Navidad. Y lo comparto al 100%.
En casa intentamos ser espartanos en cuanto a los regalos se refiere pero, al final, el consumismo acaba imponiéndose (al menos un poco) y siempre hay más regalos de los planificados al principio. Con los adultos hacemos amigo invisible, un sólo regalo y con límite de precio, para igualar. Con los niños, un regalo de Papá Noel y tres de los Reyes Magos. En casa de mis suegros los regalos son conjuntos, para todos los nietos, y se quedan en su casa. Aún así siempre acaba surgiendo alguna sorpresita de última hora...
Pero esto del molde de galleta del anuncio es totalmente real. Cuántas veces os ha pasado que le compras el mega-súper regalo, que aún encima siempre se agota y acabas como una loca visitando jugueterías, peinando la ciudad para que luego jueguen con él dos días? Y, sin embargo, acaban jugando a diario con el Invizimal que hace de jugador de fútbol, con la pelota de fútbol hecha polvo o con un puzzle heredado de su madre (el juguete estrella de este invierno en nuestra casa es un puzzle mapa-mundi que era de mi infancia). Y tan ricamente, oiga.
Así que, como resumen, disfrutemos de la Navidad, pero de lo importante de la Navidad. Pasemos tiempo con los niños, todo el que podamos, pero el tiempo que pasemos, sea mucho o poco, que sea disfrutando de ellos, compartiendo y aprendiendo con ellos. Aprovechemos esta época, en la que todos parecemos volvernos mejores personas, para acordarnos de los que no tienen tanta suerte. Dejemos de comprar y dediquémonos a disfrutar de las pequeñas cosas que, igual que los mejores perfumes, son las mejores.
Los publicistas de Ikea no sé, pero servidora sí te lee ;)
ResponderEliminarEstoy contigo. El anuncio de la otra carta me pareció bonito, pero el del molde me encantó... el mensaje es el mismo, pero me quedo con el enfoque del segundo!
Yo también he vivido gymkanas para conseguir un juguete y se han acabado haciendo un coche con la caja. Pero al final, siempre lo mismo "mamá, ¿te quedas aquí conmigo y me ves?"
Somos su mejor juguete, incluso sin envoltorio!