El café de los viernes

Bueno, pues un viernes más aquí estamos. Esta continuidad no es propia de mí, no sé qué me estará pasando...Sea lo que sea, aprovechad, poneos cómodos que os invito a un café.

Si estuviésemos tomando un café os contaría que, como veis, me he pasado en gran parte al té. ¿La razón? Por supuesto, mi dietista-domadora. Sólo puedo tomar café con leche en el desayuno, sin embargo, el té y las infusiones (con sacarina, por supuesto) son libres. Así que me fui a Tea Shop y me compré los tés más ricos del mundo: Roobois Safari (con coco y chocolate), YogurTea (té verde con yogur, chocolate negro y blanco, cacao, frambuesa y arándano) y Pu Erh Chocolate (té rojo con cacao y chocolate). Por lo menos me sirven para hacerme la ilusión de que estoy tomando algo dulce...así que, de ahora en adelante, té y caramelo sin azúcar de capuccino.


Si estuviésemos tomando un café os contaría que la operación  #aloscuarentatipazo sigue en marcha. He llegado a los -6 y, para celebrarlo, la domadora me ha apretado más las tuercas (creo que no se sabe lo del refuerzo positivo...). Me ha costado bastante pero estoy resistiendo. Me estoy haciendo una lista de #comidasparadespuésdeladieta. Ya tengo anotado: foie, fresas con nata, tortilla de patata y, por supuesto, gominolas!!!. Seguro que estaréis pensando, ¿para qué hace dieta si luego se va a poner ciega? Buena pregunta queridos. Os explico. Esta dieta, que es la tercera vez que me someto a ella en los últimos 5 años, tiene una fase de mantenimiento que consiste en dieta disociada de lunes a viernes y libre (sí, habéis leído bien, Libre!!!) de viernes noche a domingo tarde. ¿Lo mejor de todo? que funciona. El fallo radica en cuanto empiezas a hacer libre el viernes mañana, luego también el jueves y así hasta que lo has dejado por completo.

Si estuviésemos tomando un café también os diría que tengo en marcha otro reto más. Se trata del reto #52 libros, que consiste, más o menos, en un libro a la semana. Éste me lo tomo con cierta relajación porque para mí lo más importante es disfrutar de la lectura y no añadir títulos, pero lo cierto es que voy cumpliendo. Esta semana estoy leyendo La lección de August. Un libro delicioso, narrado en la voz de un niño. Me encantan este tipo de libros en la línea de El curioso incidente del perro a medianoche, Mi hermana vive en la repisa de la chimenea o El niño con el pijama de rayas. Suelen ser libros con temáticas muy duras pero narradas desde la ternura y naturalidad de los niños. Ya he pasado la mitad y estoy disfrutando muchísimo.

Y, como ya se nos estaría haciendo un poco tarde y yo hablo como una cotorra, os daría un par de besos y nos despediríamos hasta la próxima semana en que, si os apetece, aquí os espero. Os invito a un café o un té y hasta galletas que ya sabéis que no me salen nada mal.