Por culpa de Isabel

Es curioso cómo evoluciona la vida. Cuando hace unos años empecé a pensar en escribir un blog, me apetecía hacerlo como un vehículo para compartir con otros mis aficiones y el resultado de éstas. Todas esas cosas que cocino, que calceto, que coso...Sin embargo, con el paso del tiempo, he llegado a la conclusión de que lo que más me gusta es contar historias.

Sigo disfrutando enseñándote las cosas que hago pero ahora me sirven como disculpa para hablarte de mis amigos, de mis sentimientos, de mis opiniones...en definitiva, para pasar un rato contigo.

Calceté este saco por culpa de Isabel. O mejor dicho, gracias a Isabel. Mis amigas, que me conocen bien, se dedican a lanzarme globos sonda: llenan nuestro grupo de whattsap de imágenes ideales de Pinterest con todo tipo de prendas hechas en lana o tela acompañadas de lacónicos mensajes del tipo, qué mono es esto, verdad? Oye Lore, tú crees que será muy difícil de hacer? Y yo, que soy débil, tengo que ponerme a ello...

Así nació este saco. Por culpa de Isabel. Ella fue la que, en esta ocasión, me tentó con unas imágenes de saquitos de lana ideales y, cuando nació Martina, supe que tenía que hacerle uno.

Martina es la hija recién nacida de una de mis mejores amigas. Es una niña buscada y esperadísima, es un milagro que me hace creer que si persigues un sueño lo suficiente, terminas por alcanzarlo. Martina me demuestra cuando la miro que la gente buena, a veces, tiene lo que se merece.

Mi amiga, que es la mejor persona que conozco, luchó con uñas y dientes por conseguir la familia que quería. La vida no se lo puso fácil pero ella, como sólo los valientes saben hacerlo, siempre siguió adelante. Sufrió y lloró mucho pero para nunca perdió la sonrisa, ni la ilusión...

Y esa ilusión fue la que hizo que se liara la manta a la cabeza y se atreviera a tener su segunda hija 10 años después de tener la primera. Porque donde algunos veíamos pereza de empezar de nuevo, ella veía su sueño cumplido.

Y, por culpa de Isabel, Martina duerme ahora arropada en su saquito de lana, vigilada de cerca por su mamá que disfruta de este regalo de la vida.

Espero que te haya gustado la historia de Martina. Si te apetece, nos vemos el viernes y nos tomamos un café En las nubes...