El cumple de los 40

Este año caían los 40. 40 añazos, que se dice pronto pero, según las estadísticas, suponen que ya he vivido la mitad de mi vida. Y yo, que soy de celebración fácil, no podía dejar pasar esta ocasión sin celebrarlo por todo lo alto.

Aprovechando que David y yo cumplimos con un mes de diferencia y que este año hemos cumplido 23 años juntos, quisimos reunir a todos nuestros amigos, a todos aquellos que han estado con nosotros a lo largo de todos estos años, y disfrutar con ellos de una noche mágica.

Lo primero fue buscar el sitio. Barajamos varias opciones pero ninguna nos entusiasmaba. Hasta que Lucía encontró Five elephant. Un whattsap: Lore, creo que encontré el sitio, y unas cuantas fotos que me enamoraron, y ya teníamos la primera parte solucionada. Una visita al local y una charla con Rosa, la encargada, hicieron el resto.

Lo bueno que tenía este local es que era tan ideal en sí mismo, que no tuve que romperme demasiado la cabeza para decorarlo. Tal vez sea efecto de los 40 pero yo, que siempre huí de los brillos, de repente veía mi cumple en dorado. Y con esta idea en la cabeza nos fuimos de vacaciones.

Dejé aparcado el tema cumple durante 3 semanas y a la vuelta, con fuerzas renovadas y los 40 ya cumplidos, nos pusimos en serio. En Five Elephant se encargaron de la comida, unos pinchitos ligeros, y también de la bebida, por supuesto. Unos dispensadores llenos de sangría y limonada para calmar la sed en la mejor noche de todo agosto. Y no es exageración. Hasta la meteorología se puso de nuestra parte!

Yo quise añadir unas tablas de queso de la Queixería Praza de Vigo y unos dulces de infarto de Enza di Piazza. Por supuesto no podían faltar las chuches y todo precioso colocado en los miles de alzatartas y botecitos varios que me dejaron Indara y Ana.

Cuando empecé a pensar en esta fiesta, lo primero que hice fue, cómo no, buscar inspiración en Pinterest. Y allí descubrí un foto-call imitando el marco de Instagram que me pareció perfecto. La verdad es que me daba mucha pereza hacerlo pero ahí vino Lucía en mi ayuda. Tranquila, yo me encargo de todo, fueron las palabras mágicas que yo necesitaba oír en plena vorágine organizadora.

Mis peques quisieron hacerse la foto nada más llegar pero ya veis que en un plan muy formalito...

Nostras también empezamos en modo slow pero en cuanto Alba entró en calor, el marco se nos quedó pequeño. Sí que dio juego el invento éste...

Aquí veis una representación de mis chicas Lucus: Lucía, Beby, Alba y Eva y a mi hermana que, como siempre lo dio todo organizando sorpresas que nos hicieron llorar de emoción.

La fiesta estuvo llena de sorpresas y de emoción, vídeos que no esperábamos y que hicieron que hasta los que no pudieron acompañarnos en persona, pudieran estar con nosotros a través de sus mensajes. Y hasta amigas como Emma, que se recorrió literalmente la Península Ibérica para no perderse la fiesta.

Tuvimos regalos, todos geniales, pero, sin duda, el mejor de todos fue poder soplar nuestras 40 velas con tantos amigos que nos han acompañado en estos años. Y, sobre todo, con estos dos pequechiños que son el mejor resultado de nuestro proyecto de vida juntos.

Así que ya veis que, aunque tenía un poco de respeto a esto de cumplir los 40, al final no es para tanto. Y fue la disculpa perfecta para organizar la fiesta del año y disfrutar con todos nuestros amigos. Se puede pedir más?

PD: Gracias Lu por ser la reportera de la mejor fiesta del mundo mundial!