Cuando leas esto yo estaré trabajando. "Disfrutando" de mi última guardia antes de las vacaciones. Durante el mes de agosto nos tomaremos unas vacaciones en el blog porque, como dice la madre una amiga mía, no hay que ser "carganta" así que te dejaré unas semanas de descanso para volver a la carga en septiembre. Pero antes de irme prometo la semana próxima un post con recomendaciones de libros para el verano que, después de haberte dado la brasa todo el año con la lectura, no te voy a abandonar ahora.
Si estás preparado y tienes tu café listo, empezamos!
Si estuviéramos tomando un café empezaría contándote que ya volvemos a estar todos juntos. Ayer Antón regresó de su campamento y no podemos estar más contentos. Porque volvió feliz, porque no nos echó nada de menos y porque disfrutó de una experiencia que le ha hecho crecer muchísimo. No las tenía yo todas conmigo porque el día que lo llevamos se quedó un poco preocupado, creo que desconcertado por no saber lo que se le venía encima. La verdad es que yo, que siempre he ido a campamentos y me lo he pasado fenomenal, todavía recuerdo la sensación de morriña las primeras noches. Se me pasaba enseguida pero la primera noche para mí nuca era fácil. Tampoco la comida. Aún recuerdo el sabor de los macarrones boloñesa, plato típico de todo camapamento, y que a mí me horrorizaba.
Pues se ve que las nuevas generaciones van mejorando porque él volvió hablando maravillas de la comida y no le habría importado haberse quedado unos cuantos días más. Eso sí; hay cosas que no cambian ni con un campamento y pese a que mis instrucciones previas fueron muy sencillas: disfruta, cámbiate camiseta-calzoncillos-calcetines todos los días (¿Todos? Sí, TODOS) y procura tener todas tus cosas juntas para no perderlas, el 50% de las cosas que había en la caja de objetos perdidos ya sabéis de quién eran, verdad? Pues eso.
Hay otras cosas que también ha mejorado Antón. Cuando yo volvía de los campamentos no me apetecía nada hablar y me pasaba un día entero durmiendo. Nada que ver. Hablando sin parar desde que se metió en el coche, contando día por día todas las actividades, sus compañeros, las comidas, en qué se gastó el dinero...sin parar hasta llegar a casa. Volvemos a tener banda sonora en nuestras vidas. Y me encanta.
Y gracias al campamento nos dimos un paseo hasta Portomarín disfrutando de una carretera preciosa. De esas que hacen que tenga que parar el coche para lanzarme a hacer fotos. Así que este próximo otoño nos hemos hecho el propósito de retomar las escapadas por nuestra tierra, porque a menos de 2 horas de casa tenemos verdaderos paraísos que muchas veces no valoramos.
Para los que me habéis preguntado por mi evolución con la granola tengo que deciros que me encanta, especialmente con yogur pero sigo matando por unas gominolas así que aún no está todo perdido, no? La próxima semana tengo cita con la domadora a ver cómo van las cosas...
Deseando ver esas recomendaciones de lectura para el verano y melancòlica tras viajarjunto a tus palabras a mis campamentos de verano. Un abrazo y feliz guardia, Lorena!
ResponderEliminarDeseando ver esas recomendaciones de lectura para el verano y melancòlica tras viajarjunto a tus palabras a mis campamentos de verano. Un abrazo y feliz guardia, Lorena!
ResponderEliminar