¿Recuerdas aquella frase que Obelix repetía en sus cómics? "Están locos estos romanos..." Pese a que nunca fui una gran lectora de este tipo de libros, estas últimas semanas no me quito estas palabras de la cabeza. Porque yo no entiendo nada y cada vez con más frecuencia tengo la impresión de ser una extraterrestre o de no entender el mundo en el que vivo.
Voy a empezar con una confesión: cada vez tolero menos las redes sociales. En los últimos tiempos se han convertido para mí en una fuente de malestar, me siento agredida por la vehemencia y en ocasiones la mala educación con la que muchos se manifiestan en ellas. Antes bastaba con decidir si eras del Madrid o del Barça, arriesgando mucho si eras Colacao o de Nesquik, pero ahora cualquier cuestión por pequeña que te parezca es motivo de debate encarnizado. El agua mineral, los azúcares, los colegios, la lactancia...y, por supuesto, la maternidad. Ahora no vale con ser madre, ahora se te exige que definas tu postura al respecto y que la defiendas a muerte.
Hace unos meses la editorial Reservoir Books contactó conmigo para saber si estaba interesada en recibir un ejemplar de su último lanzamiento, Madres arrepentidas. La verdad es que había mucha polémica en torno a este tema y me interesaba leer el libro para poder tener una opinión, así que dije que sí. La edición del libro es preciosa, como todas las de esta editorial y el contenido, aunque arduo, resultó ser muy interesante.
En él se desgranan los resultados de un estudio sociológico realizado a 23 mujeres judías israelíes de diferentes edades, estados civiles y profesiones que tienen en común un sentimiento de descontento con su maternidad. Pese a que no comparto esto, el estudio sirve de base para elaborar una tesis feminista sobre la maternidad con la que, la verdad, estoy bastante de acuerdo. Lo cierto es que, tratándose de una muestra tan pequeña no entiendo todo el revuelo que se generó a su alrededor, tal vez sea porque, como dicen en el libro, "la maternidad no es una empresa privada. Siempre es pública, de forma exhaustiva e incesante". Y éste para mí es el quid de la cuestión. Que de maternidad opinamos todos, y muchos con pasión excesiva.
Si decides dar biberón te criminalizarán aquellos que creen que la teta es lo mejor; si te decides por la teta, habrá quien te juzgue por hacerlo en sitios públicos. Si le das a tu hijo un refresco puede que te denuncien a las autoridades por sobrepasar el límite diario de azúcar. Ay del pobre que saque una galleta industrial en según qué ambientes! Y si a alguien se le ocurre cuestionar la maternidad en sí misma, pues en las redes sociales tienes la respuesta.
Yo debo de ser una tía rara, la verdad, porque a mí me encantaba mi vida antes de los hijos. Era feliz con mi pareja, disfrutaba de mi profesión y, aunque no éramos mucho de juergas, sí teníamos la libertad de salir a cenar o al cine cuando nos apetecía. No tenía instinto maternal y, de hecho, siempre decía que yo no tendría hijos. Pero lo cierto es que llegó un día en que tanto a mi pareja como a mí nos apeteció tenerlos, casi más por la curiosidad de ver que salía mezclando nuestros genes. Sin embargo, en mi caso, todo el instinto que no tenía antes me vino de golpe en cuanto vi la primera ecografía.
A partir de ese momento me convertí en una especie de leona que podía saltarte a la yugular si me insinuabas que tenía que separarme de mi cachorro. Vamos, lo normal, al menos para mí. Sin embargo conozco a otras madres que tardaron en enamorarse de sus hijos, que necesitaron tiempo para entender la aventura en la que se habían metido y otras que vertieron muchas lágrimas porque la maternidad no respondía a las expectativas que se habían creado.
Cuando después de dar a luz tuve que incorporarme a trabajar, la verdad es que no me apetecía nada. Estaba a gusto en casa y me daba miedo volver a mi puesto de trabajo y haberme olvidado de todo. Me duró un cuarto de hora; el justo para ponerme a ver a mi primer paciente post-maternidad y comprobar que no había dejado de ser médico y que además, me encantaba volver a ser la doctora y no la mamá de. Eso sí, cuando llegué a casa, me faltó tiempo para comerme a besos a mi pequeñín. Porque yo, después de ser madre, no dejé de ser mujer, hija y profesional. En todas estas facetas me siento genial y no quiero prescindir de ninguna.
Al hilo de todo esto, seguro que estos últimos días habrás visto en las redes sociales una nueva polémica en torno a esto de la maternidad. Confieso que no he leído el libro de Samanta Villar así que, llámame rara, no voy a opinar sobre él. Me parece genial que se abra el debate acerca de las diferentes maneras de vivir la maternidad pero siempre con respeto y eso es lo que he echado en falta en muchos de esos comentarios. El otro día comenté este tema en el trabajo con algunos compañeros ajenos a este mundillo de las RRSS. Los tres pusieron cara de incredulidad cuando les dije que se criticaba a esta periodista por haber dicho que había perdido calidad de vida al ser madre. No se podían creen que alguien dudara que la paternidad resta calidad de vida!!
He visto a amigos sufrir por no poder ser padres, tengo otros que ni se lo plantean y son la mar de felices. He atendido a pacientes que lloraban desesperadas porque no se sentían capaces de continuar con la lactancia materna pero no se atrevían a decírselo a su matrona porque creían que no las iba a entender. Algunas de mis amigas no se despegan de sus hijos, otras sólo los ven por las noches antes de acostarse. Conozco madres que dan de merienda a sus hijos bollicao y otras sólo productos bio, algunas son fanáticas de Estivil y su "Duérmete niño", otras duermen con ellos y todos tan contentos. Pero todas estas madres tienen algo en común: la cara de felicidad de sus hijos cuando las ven. Porque los niños no se plantean el bando en el que están sus madres (y padres, por extensión), simplemente saben que la suya (o el suyo) es la mejor.
Así que, por favor, respetemos los sentimientos y las decisiones acerca de la maternidad (y paternidad, y todo en general) que tome cada uno. Dejemos de hacer bandos por las cuestiones más peregrinas, intentemos aprender de los que opinan diferente a nosotros y utilicemos nuestra vehemencia en cuestiones más importantes: en reinvindicar una sanidad de mayor calidad, en exigir una mejor educación pública, en hacer que el mundo sea un lugar más justo...ahí sí que hace falta toda nuestra energía.
Te leí anoche, a las tantas, porque no podía dormir por problemas de mis hijos, siempre rondando la cabeza.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en todo lo que dices. Quizá yo lo habría pensado y expresado de otra forma porque, claro, somos distintas. Y eso pasa con la maternidad, que cada una la vida de forma diferente, ni mejor ni peor.
Cuando decidí no dar el pecho a mi segundo hijo, por lo mal que lo había pasado en la lactancia con el primero, que me había condicionado hasta mi relación con el niño en los primeros meses, tuve que oír a mucha gente a mi alrededor juzgándome, y eso sin conocerme, porque mi familia no dijo ni pío. Nadie, ni suegra ni nada.
Creo que puede haber madres arrepentidas de serlo y madres que solo piensen en sus hijos y hayan dejado de ser nada más para ser solo madres. Cada una es cada una, pero ¿quién soy yo para decirle a los demás lo que tienen que hacer?
Y el tema de las redes sociales, te diré que estás, que yo sepa y te siga, en instagram, que es la red más amable, porque en twitter y Facebook se leen burradas sobre todo con cientos de mensajes insultantes constantemente. He abandonado Facebook por eso y twitter no lo dejo porque hay personas con las que mantengo contacto solo por ahí, pero es increíble lo que nos gusta juzgar a los demás.
Besos.
Lo has explicado genial. Y no entiendo tanta crítica a Samantha Villa ni al libro que has leído, la maternidad es muy bonita pero también muy complicada, y a veces de lucha diaria y está claro que pierdes muchas cosas (también ganas muchas) pero habrá gente que si llega a saber lo que le está suponiendo no volvería a dar el paso y no quiere decir que no quiera a sus hijos y no se desviva por ellos. Pero es que es tan respetable esas opiniones como las que venden que son las madres más felices del mundo.
ResponderEliminarGracias por tu blog.
No puedo estar más de acuerdo. Tras haber sido duramente juzgada con mis dos hijos por no dar el pecho (después de intentarlo durante semanas inútilmente) aprendí que la mejor madre para mis hijos soy yo y que lo que dicen los demás da igual. Lo importante es cómo se sienten ellos conmigo y cómo nos sentimos juntos.
ResponderEliminarEn este mundo, nos gusta más criticar al de al lado que cualquier otra cosa y las redes sociales no se escapan a esto.
La maternidad es díficil, es ardua pero también es agradecida, divertida y emocionante. Son momentos y cada persona los vive cómo los siente y no debería ser juzgada por ello.
Gracias por el post.
Por fín un poco de CORDURA en este tema!!!!! Ole tú Lorena!!!! No se podía explicar mejor...
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con lo que dices, las RRSS parece que están a modo de tribunal de justicia y se juzga a todas las madres.. una vez lo comenté en mi blog, cada quien debe tener derecho a decidir y opinar libremente sobre la maternidad pero no todas lo ven así... el libro no lo he leído pero me gustaría leerlo..
ResponderEliminarGracias Lorena ;) me encantan todas tus recomendaciones sobre libros
Impecable argumentario. Es un privilegio leerte. Como , en general , cualquier asunto complejo requiere de aproximaciones cautelosas y enfoques plurales. Gracias por la reflexión, tu recomendación y tu cuenta, es un soplo de aire fresco. Con respecto al mundo RRSS y sin manejar demasiadas salvo IG , lo cierto es que soy optimista . Es un altavoz para la mediocridad pero también para el talento y la altura. Un saludo Miki.
ResponderEliminarPues yo también agradezco una opinión serena sobre el tema, sí señora.
ResponderEliminarAl principio de oír hablar del tema de la maternidad por las redes tengo que decir que me alegré, porque para mí, que me siento a veces juzgada por no tener hijos, era importante escuchar voces diversas. Pero en estos momentos coincido con que me sobra tanto juicio gratuito a unas y a otras y tanta mala educación.
Gracias por la cordura.
Me encanta leer un post de alguien sensato. Sin conocerte, Lorena (y disculpa por la familiaridad), te siento muy cercana. Supongo que ser una lectora empedernida ayuda.
ResponderEliminarSoy madre de una niña de 10 años y un niño de 5. Los adoro. Y soy feliz porque soy su madre, porque gracias a ellos vivo una vida que me encanta, porque vuelvo a ilusionarme con cosas que había olvidado que me hacían feliz. Pero también soy mujer y lectora y profesora que adora su trabajo y soñadora y amiga y comadre e hija, hermana... Y no quiero renunciar a ninguna de esas facetas que me hacen ser como soy.
Lo dicho: desde la cercanía de Asturias y sin conocerte en persona, te seguiré leyendo encantada.
Me encanta leer un post de alguien sensato. Sin conocerte, Lorena (y disculpa por la familiaridad), te siento muy cercana. Supongo que ser una lectora empedernida ayuda.
ResponderEliminarSoy madre de una niña de 10 años y un niño de 5. Los adoro. Y soy feliz porque soy su madre, porque gracias a ellos vivo una vida que me encanta, porque vuelvo a ilusionarme con cosas que había olvidado que me hacían feliz. Pero también soy mujer y lectora y profesora que adora su trabajo y soñadora y amiga y comadre e hija, hermana... Y no quiero renunciar a ninguna de esas facetas que me hacen ser como soy.
Lo dicho: desde la cercanía de Asturias y sin conocerte en persona, te seguiré leyendo encantada.
Un post desde el sentido común siempre viene bien. Sólo un matiz, si me permites. Yo tampoco he leído el libro de Samanta Villa pero sí he leído la entrevista. Para mí el problema no es que explique como a ella le ha afectado la maternidad. Evidentemente, cada madre es un mundo. Lo que no me gustó es que hace de su experiencia un dogma. Contrapone la visión ideal de la maternidad que según ella nos impone la sociedad a la verdad absoluta que, según ella dice en su entrevista, es que ser madre es perder calidad de vida (no he perdido calidad de vida) o tener hijos te destroza la vida (no tener hijos me ha destrozado la vida). En todo caso, tampoco me parece motivo para criticarla como se la ha criticado en las redes sociales. Al final, todo es márqueting y caemos de cuatro patas. Un saludo desde Barcelona
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, te leo y me reconozco a mí misma. Se ha perdido la tolerancia y la empatía, pero bueno todavía quedamos algunos que respetamos las decisiones de los demás aunque no las compartamos. Gracias por tus reflexiones. Besitos.
ResponderEliminarSomos, todos, tan personales ... e intransferibles y, sin embargo, a veces, lo obviamos. Cada lectura despierta emociones y sentimientos diversos en el lector; cada película, emociones y sentimientos diversos en el espectador; cada plato, emociones y sentimientos diversos en el comensal; cada ciudad, emociones y sentimientos diversos en el viajero o turista... Cada Navidad despierta emociones y sentimientos diversos; la primavera no gusta a todo el mundo; algunas personas se sienten tremendamente felices cuando llega el otoño, con su niebla y sus días cortos, otras entran en un estado semidepresivo insufrible y desmoralizante... Si admitimos nuestras diferencias, si respetamos la diversidad, si aceptamos que casi todo en la vida es cuestión de perspectiva, cómo no vamos a ser capaces de respetar esa diferencia de criterio, de emoción y de sentimiento respecto de la maternidad, paternidad... ? Tu reflexión me parece muy honesta y serena. Coincido en muchos aspectos. Pero si no coincidiera, tampoco pasaría nada, y seguiría siendo una reflexión muy honesta y serena. Abrazos
ResponderEliminarLa semana pasada vi un comentario alusivo a esa periodista y ni siquiera sabía quien era...
ResponderEliminarA mi los años creo que también me han dado la sabiduría de entender que mi punto de vista no es el único válido. Yo soy de las de teta en la calle, colecho, porteo y Carlos González, pero en mi entorno soy rara. Todas mis compañeras son de biberón, carrito y cuna. No creo que haya diferencias de apego importantes entre sus niños y el mio. Son realidades distintas. Lo realmente relevante es que uno tome decisiones de forma consciente y considerando que para su hijo y su situación personal y familiar es adecuado.
Si yo hubiera tenido que incorporarme a trabajar cuando mi cachorro tenía 4 meses y tuviera que levantarme a las cinco de la mañana para estar desde las seis ejerciendo un trabajo de gran esfuerzo físico.... probablemente Estivil sería casi un dios...
Y por cierto... yo me enamoré de mi hijo antes de quedarme embarazada... pero recuerdo "momentos puntuales de arrepentimiento" en los que entendí por que había madres que, con los cambios hormonales, sin apoyos y absolutamente desbordadas, podian llegar a hacer verdaderas locuras...
ResponderEliminarMe encanto leerte!!! Genial en estos momentos de mi vida...
ResponderEliminartotalmente de acuerdo, claro que eso ya lo sabía. besos
ResponderEliminarMe identifico con muchas cosas de las que dices.
ResponderEliminarEstoy rodeada de todo tipo de madres. Tengo amigas que dan pecho durante años y otras que no han dado ni un solo día. Amigas que han dejado llorar a sus hijos y otras que duermen con sus hijos mayores. Amigas que no saben lo que es el porteo y las que no tienen carro. Que trabajan todo el día, y que se van años de excedencia para quedarse con sus hijos. Y muchas en mucho términos medios entre todo eso, entre las que me incluyo.
Lo mismo aplica a otros ámbitos que no son la maternidad. Cada una son “de su padre y de su madre”, como se suele decir.
Pienso que hay muchas maneras posibles de criar, que yo hago lo que me viene bien y me gusta, pero que eso no quiere decir que sea lo mejor. Es lo mejor para mis hijas y para mí, eso sí.
También me identifico con el punto de que te gustaba tu vida anterior a tener niños. ¡A mí me encantaba! Tenía menos responsabilidades, hacía un montón de cosas interesantes y me lo pasaba genial. Cuando tuve a mis hijas eso cambió, y no me arrepiento para nada, no concibo mi vida sin ellas ahora. Pero eso no quita que piense que mi vida anterior también era genial y la disfruté muchísimo. Es más, hay muchas cosas de mis años antes de las niñas que quiero retomar cuando tenga más tiempo.
Últimamente tenemos muy poca tolerancia con todo, maternidad y todo. Y muy poca empatía. Mucha gente piensa que tiene la verdad absoluta de las cosas, o que las cosas sólo están bien si son de una determinada manera. Que todos los demás están equivocados. Leer varios blogs o artículos de internet, y con eso tu opinión ya es férrea. Yo trato de educar a mis hijas justo en lo contrario. En cuestionar las cosas y cuestionarse a sí mismas. De tener apertura de mente. Pero creo que la sociedad actual no ayuda.
Estoy de acuerdo. Cada una vive su maternidad de forma única, individual y subjetiva. Me cansan los juicios y críticas. Yo soy madre de un niño con diversidad funcional y durante los primeros meses tuve que construir una relación con él, porque mi maternidad fue totalmente distinta a la esperada. A día de hoy ser madre es lo que más me gusta.
ResponderEliminarMe parece que se nos han cruzado los pensamientos porque he escrito algo muy en la línea de esto justamente esta semana. Aunque yo no hable de libros en el blog. Me alegra ver que hay mucha más gente con sentido común de la que yo creía, la verdad. De hecho, me han llamado para participar en un debate sobre el tema y el periodista me ha confesado que no encuentra a personas con una cierta autoridad que se atrevan a defender públicamente posturas realmente encontradas al respecto en un debate público. Me he alegrado de que se quede sin debate en este tema la verdad.
ResponderEliminarMe dan ganas de levantarme y aplaudirte :) Bravísimo. Yo tampoco puede creer que se critique a Samanta Villar de esa manera.
ResponderEliminarSe puede decir mas alto pero no mas claro. Totalmente de acuerdo en todo. Que gusto leer a gente sensata. Si la tolerancia abundase más tendríamos un mundo mejor.
ResponderEliminargenial... todavía queda gente sensata y accesible. Como dices, todo el mundo se cree con derecho a opinar. Gracias.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo. Debemos usar nuestras energías para mejorar nuestra sociedad, ser más tolerantes y actuar, y no criticar tanto a los demás.
ResponderEliminar¡hola! creo que hay tantas maternidades como relaciones madre-hijo, y tantas opiniones como personas, sean madres o no. y se deben respetar todas, y no opinar sin saber ni decir a nadie lo que debe hacer. digamos que sólo es cuestión de respeto... qué fácil, eh?.. bss!
ResponderEliminarYo también lo flipé un poco, todo el mundo opinando sobre lo que siente o deja de sentir esa mujer, que sólo ha dicho una obviedad, pero la gente se permite opinar sobre todo.
ResponderEliminarAquí una no madre, y no por elección precisamente, tras 3 pérdidas gestacionales, y también he tenido que oír de todo.