La mayoría de mis recuerdos están ligados a la lectura. Cuando pienso en cada una de las etapas de mi vida, enseguida se me viene a la cabeza el libro que leía en ese momento. Desde los miniclásicos que me compraba mi madre en la estación de autobuses cuando nos íbamos a ver a mis abuelos el fin de semana, a los Barco de vapor de color naranja que me compraba mi padre cuando lo acompañaba a comprar la prensa los domingos. Los thrillers de tema médico de Robin Cook que devoraba en mis años de estudiante de Medicina o la obra completa de Irving Wallace que buscaba en las tiendas de segunda mano de Santiago con mi amiga Paula cuando nos obsesionamos con este escritor que ya estaba descatalogado.
No me avergüenzo de ninguno de los libros que he leído, si acaso, me arrepiento de haberme obligado a terminar algunos que no me gustaron nada. Esto lo he ido aprendiendo con los años; si un libro no me aporta nada, lo dejo. Y a otra cosa mariposa. Imagina que eres un gran lector. Que lees regularmente pongamos desde los 20 a los 80 años. Digamos que no bajas tu ritmo de lectura y eres capaz de leer 52 libros al año, uno cada semana durante 60 años. Aún leyendo a ese ritmo sólo leerás 3120 libros en toda tu vida. Si tenemos en cuenta que en España en 2016 se editaron más de 80.000 libros, estoy segura de que te lo pensarás mucho antes de invertir tu tiempo finito en lecturas reguleras.
Cosa distinta es que los gustos van evolucionando con los años. Hay libros que leí con interés en el pasado que ahora no pasarían la criba, pero en eso consiste madurar. He leído mucho y de todo tipo, he pasado épocas en las que un libro que duraba un mes (pocas) y otras en las que los acababa el mismo día (demasiadas), pero nunca he abandonado la lectura.
Alguna vez ya he contado por aquí que tengo un diario de lecturas en las que he anotado todos los títulos que han pasado por mis manos desde el año 95. Desde hace un par de años, con esto de las redes sociales, decidí empezar a compartir públicamente mis impresiones sobre los libros que leo. Es una manera preciosa de conocer gente, de abrir la mente a otras opiniones y de ir descubriendo también nuevas lecturas.
Pero cuanto más crecen mis hijos (y yo), cuanto más pienso en el mundo que nos rodea, más importante se ha hecho la lectura. No me canso de repetirles que los libros son la puerta al mundo, que son el medio más sencillo para entender todo aquello que nos rodea. Nos permiten conocer realidades y países alejados de nosotros, opiniones diferentes a las nuestras, nos enseñan a ser críticos y a no dejarnos engañar. En definitiva nos hacen libres. Y ésa es la mejor herencia que puedo dejarles.
Al igual que con los aguacates, seguro que algunos de los que publican libros por mero postureo acaban enganchándose a la lectura. Sólo por eso yo me alegro cada vez que veo una foto literaria en Instagram. Yo seguiré siendo una lectora militante porque, como dicen nuestras camisetas, la rebelión empieza leyendo.
PD: estas camisetas tan chulas las compré en la librería La Revoltosa de Gijón, un lugar muy especial que recomiendo a todo el que tenga oportunidad de pasarse por allí.
PD2: no es publi. Las tres camisetas fueron pagadas por mí.
La camiseta es fabulosa. La reflexión también. Feliz lectura!
ResponderEliminarYo tb leía los libros de barco de vapor. Me encanta tu post. Sigamos leyendo.
ResponderEliminarAy,Lorena. Qué identificada me siento y cómo me ha gustado la serenidad del post. La reivindicación de la lectura, siempre, de la manera que sea. Abrazo.
ResponderEliminarMe parece genial tu reflexión. Se critica muchísimo desde ciertas posiciones el postureo lector pero a mí me parece bien si se leen el libro y eso les lleva a leer otro libro. Igual que se critica que ciertas personas, como youtubers, escriban libros. Creo que si alguien se lee un libro porque es seguidor de ese famoso, a lo mejor termina enganchándose a leer, y que no hay que menospreciar ningún libro, porque cada uno puede tener su público.
ResponderEliminarBesos.
No puedo estar más de acuerdo contigo. Te conocí a través de instagram justamente por tus comentarios de libros y desde entonces te copié la idea del diario de libros que voy leyendo y he seguido algunas de tus recomendaciones. Nunca pensé que las redes sociales pudiesen servir para estimular la lectura, pero si es así, que viva el postureo librero! ;)
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo! Ojalá más modas como ésta! Y opino lo mismo en cuanto a dejar los libros que no nos gustan... La gente me mira raro cuando digo que si no me llama, abandono; como si me rindiera fácil... Pero hay tan poco tiempo y tantos libros! He leído el otro post, pero como no soy madre, no puedo opinar con conocimiento... Aunque cuando lo sea, si lo soy algún día, espero no ir como pollo sin cabeza como tantas por ahí... Un beso!
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