miércoles, 7 de marzo de 2018

Por qué soy feminista

La primera vez que escuché la palabra feminismo tendría unos 10 años. Estaba en 5º de EGB e iba a un cole bastante progre (aunque eso no lo sabía entonces) y nuestra profesora nos propuso hacer en clase de ética unos debates. ¿Debates? Esa palabra tampoco era muy conocida. Al parecer se trataba de dar tu opinión de forma ordenada sobre diferentes temas. Había un moderador que se encargaba de presentar el tema y de ir dando el turno de palabra. El primer tema sugerido era el feminismo.


Yo vivía en una casa en la que mi padre no sabía ni dónde estaba la cocina. Él se iba a la oficina todas las mañanas y mi madre se encargaba de nosotras y de todo lo doméstico. Era su acuerdo familiar y ambos parecían estar satisfechos con él. Así que, te puedes imaginas, la palabra feminismo no se había pronunciado nunca en mi casa. Te recuerdo que estábamos en 1985 así que quedaba descartado buscar información en Internet. Recurrí a mi profesora que, sin entrar en muchos detalles, me explicó que ser feminista era creer en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. ¿En serio alguien podía pensar que no teníamos los mismos derechos? Desde luego yo tuve claro en qué lugar me situaría en el debate.

Lo cierto es que sin ponerle nombre,  yo siempre había sido feminista.  Me recuerdo jugando con mis amigas de muy pequeña, todas querían casarse y tener hijos, de hecho algunas ya tenían decididos los nombres que les iban a poner. Y yo pensaba, eso está bien, pero yo quiero tener coche, un bolso y fumar. ¡Yo quiero un trabajo! No estaba muy segura de cómo se hacía para tenerlo todo pero estaba segura de que no quería renunciar a nada. Sólo un poco más adelante me di cuenta de que no hacía falta fumar para ser independiente. Lo del coche y el bolso me acompañan hasta hoy.

No soy consciente de haber sido discriminada por ser mujer en mi adolescencia, siempre dejé clara mi opinión al respecto y no soy consciente de haber tenido mayores conflictos. Cuando llegó la hora de elegir mi carrera, lo tenía tan claro, que nadie se atrevió a sugerirme otras opciones. De hecho creo que en estos años bajé la guardia. Tenía la impresión de que estaba todo hecho. Las mujeres en España podíamos decidir nuestro futuro, ya no era necesario luchar. ¡Qué equivocada estaba!

Mi actividad profesional se desarrolla en la sanidad pública así que no existe brecha salarial. Sin embargo, casi a diario vivo situaciones en las que queda claro que, si hay un hombre, a él se le otorgará el papel de "el doctor" y tú serás la "chavaliña". Siempre lo asumí como algo residual, al fin y al cabo es más frecuente en gente mayor, pero cada vez más me empeño en explicar que soy mujer, soy médica y merezco exactamente el mismo respeto que mis compañeros varones.

Curiosamente es entre compañeras donde más rechazo he sentido por el hecho de ser mujer y también madre, como aquella que me dijo cuando comuniqué mi segundo embarazo "¿otra vez embarazada?!!!" (como si tuviera 100 hijos y ella tuviese que cuidármelos) o la que nos acusó de "quererlo todo" a las que exigíamos que se respetara la ley en el reparto de las vacaciones. Sin embargo, los considero hechos aislados y anecdóticos y, si tuviera que calificar mi relación laboral, sería de total comprensión y camaradería.

En mi casa tenemos un reparto absolutamente igualitario de las tareas. Tal vez haya ayudado el hecho de que yo tenga guardias, lo que les obliga a ponerse las pilas, y sin duda también la educación recibida por mi marido (y su cerebro y sentido común también, claro) que hizo que viniera con el equipamiento feminista de serie (nunca se lo agradeceré lo suficiente a mi suegra). Y pese a todo esto, yo secundo la huelga de mañana.

Secundo la huelga y me uniré a las concentraciones porque aún queda mucho trabajo por hacer. Porque hemos bajado la guardia y vivimos tiempos de regresión. Porque, aunque mi situación es privilegiada, hay otras que no lo tienen tan fácil. Y no pretendo hablar en nombre de nadie, sólo busco la igualdad de derechos, de oportunidades, para que luego cada una decida qué quiere hacer con su vida.

Se ha buscado el enfrentamiento, la división, hay cien mil manifiestos diferentes. Hablan de élites, de politización. No me importa. No soy una feminista académica, soy feminista por intuición, por creencia, por corazón. No he leído a Simone de Beauvoir (aunque no lo descarto, conste, y cada vez leo más sobre feminismo, igual que hago con todos los temas que me interesan) pero mañana saldré a la calle a seguir luchando por lo que considero justo. Y tú, ¿vas a parar mañana?

PD: La ilustración es de Luciana, @lechouchou, uno de los regalos que me ha hecho Instagram, con la que me echo unas buenas parrafadas mañaneras en nuestra burbuja de vida consciente.

4 comentarios:

  1. Desgraciadamente en el centro en donde estudio y la empresa en donde realizo prácticas me han denegado el derecho a manifestarme. Varias compañeras de clase y yo íbamos a acudir a la manifestación que se hace en Las Palmas de Gran Canaria, estábamos decididas, con idea de ir temprano para colaborar en las actividades que se iban a realizar. Lo peor de quitarnos este derecho, exigiéndonos la asistencia obligatoria a nuestro centro de prácticas, no es eso, es que nuestras jefas son todas mujeres. Nuestra tutora del centro de estudios nos ha “sugerido” en tono irónico que nos manifestásemos colgando nuestras bayas en los balcones (trabajamos en una clínica médico estética).
    Nos han cortado las alas sin elección a reproches, pero vamos a seguir luchando por lo que siempre ha sido nuestro: loa derechos de las personas.

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  2. Yo estoy de baja médica, pero he parado, haciendo huelga de consumo, y colgando el delantal, aún así, como tú, tengo suerte en este sentido, aunque mi costillo más que su madre lo he educado yo y lo sé años en los que él vivió solo, porque mi suegra sigue diciéndome cosas como “si él ME limpia él baño, ME lava la ropa o ME cocina, cada veamos menos porque la voy educando a ella. Un beso.

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  3. Mi querida Lorena: estoy apática, perdida en todo lo referente a redes sociales y blogs. Y, sin embargo, me descubro tecleando tu blog. Leo la primera entrada y me digo: Ani, has hecho lo correcto; son cosas como estas las que te conectan a la vida y a tu entorno; no lo dejes.
    Yo no hice huelga. Mis circunstancias personales no me lo permitieron. Y, sin embargo, vino a verme al trabajo una profesora del colegio; pero no era una profesora más, sino la más reivindicativa, una de las que me marcó, la que me descubrió que no pasa nada si un libro no te atrapa, que hay más, y que lo importante es vivirlos. Pilar se llama. Vino con su hija. Fue una visita casual, pero clave en este que está siendo mi re-despertar. Y después, mi subconsciente me lleva a esta entrada del blog. GRACIAS hermosa Lorena, por ponerle paz a lo que much@s pretenden poner guerra, por ponerle cordura y sensatez para que podamos seguir luchando, cada uno a su manera. Yo seguiré aportando mi granito de arena, contratando a personas, con igual sueldo e igual trabajo, respetando la conciliación laboral y entendiendo que nunca está todo hecho y siempre hay cosas que mejorar, sea en el ámbito que sea. Y, sobre todo, que tenemos en nuestras manos la formación y educación de una generación futura.
    Beso gigante y gracias por esta pequeña salida de mi letargo.

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